martes, 7 de junio de 2011

SE SUEÑA CON LA F1

La nueva Fórmula 2, un camino con posibilidades a la F1

Jonathan Palmer explica las claves de su campeonato de bajo coste

Para llegar a la Fórmula 1 hay que curtirse sobre bólidos rápidos y económicos. Y el ex piloto de Fórmula 1 Jonathan Palmer tiene la clave: "Veinticuatro monoplazas con el mismo motor, los mismos neumáticos, los mismos ingenieros y el mismo chasis; aquí lo que cuenta es el piloto". El resultado es la nueva Fórmula 2 de la FIA, donde el español Miki Monrás está a punto de cumplir su sueño: dar un paso más hacia la Fórmula 1. ¿Cómo ha podido Palmer desarrollar un monoplaza tan rápido con tan poco dinero? Él mismo nos lo explica de primera mano: "No existe un campeonato más transparente".
Jacky Ickx, Clay Regazzoni, René Arnoux, Patrick Depallier, Jacques Laffite, Ronnie Peterson… Son sólo algunos de los nombres más recordados cuando se habla de los inicios de la Fórmula 2.
Un trampolín hacia la Fórmula 1 que ahora parece resucitar gracias a jóvenes promesas que protagonizan luchas sin cuartel para abrirse un hueco en el panorama automovilístico internacional. Con monoplazas diseñados por Williams Grand Prix Ingineering Limited y motores turbo Audi de 1,8 litros y 425 caballos, preparados por Mountune Racing, el campeonato goza de una estupenda salud en la actualidad, donde el español Miki Monrás ocupa el tercer escalón de la clasificación provisional del campeonato, a sólo siete puntos del líder, Christopher Zanella. El principal impulsor de este campeonato es Jonathan Palmer, ex piloto inglés de Fórmula 1 que compitió con Williams, RAM, Zakspeed y Tyreel. Él mismo nos explicó recientemente algunas de las principales características de la actual Fórmula 2, un campeonato donde la igualdad de material entre los pilotos y el bajo coste son sus principales baluartes.

UNA FÓRMULA 2 DE BAJO COSTE
A Jonathan Palmer le entusiasma el automovilismo. No hay que ser un lince para descubrirlo. No será sólo por sus victorias en la Fórmula 3 (campeón en 1981) o Fórmula 2 (1983), y su paso por la Fórmula 1 (entre 1983 y 1989), sino porque cuando habla sobre coches y motores hay un brillo especial en sus ojos. Domina a la perfección números, datos, estadísticas y todos los pormenores de un mundo tan complicado como este. Complicado y caro, como él mismo reconoce: "Desgraciadamente, el automovilismo es una actividad cara. Como hemos visto en la World Series de Renault, montar un equipo cuesta 800 mil euros. Un equipo puntero de la Fórmula 3 cuesta probablemente unos 600 mil euros. La realidad es que la habilidad para encontrar patrocinadores es muy baja. De los pilotos que pueden pagar este dinero, el noventa por ciento financia el proyecto gracias a la familia o amigos, pero no por patrocinadores comerciales".
Palmer sabe de lo que habla: tras su retirada como piloto se ha dedicado a impulsar el automovilismo de muy diversas maneras: es presidente y cofundador de MotorSport Vision, organización británica que posee cinco trazados, entre los que encontramos a Brands Hatch y Oulton Park. Entre 1998 y 2010 organizó su propio campeonato promocional de monoplazas británico (Formula Palmer-Audi). Pero cuando la FIA mostró interés en reavivar la mítica Fórmula 2, sabía que podía revolucionar el automovilismo de base a costa de rebajar sus costes.
"En 2008 la FIA quiso crear una campeonato de bajo coste pero de gran calidad para que los pilotos ganaran experiencia y desarrollaran su talento y habilidades con monoplazas muy seguros en un campeonato internacional. Es una nueva Fórmula 2. Teníamos un precio objetivo de 200 mil euros, algo que nadie creía posible; decían que estábamos locos". Pero no lo estaban. Palmer tenía las ideas muy claras, y poco a poco el campeonato tomó cuerpo.

LO BARATO NO SIEMPRE SALE CARO
Poco presupuesto y mucha calidad. Un auténtico reto. Después de tantos años implicado en el automovilismo, Palmer tenía las claves: "La única manera de rebajar costes era que todos los monoplazas los fabricara un solo equipo grande. La principal razón por la que el automovilismo es tan caro es porque hay muchos equipos gastando mucho dinero para intentar hacer su monoplaza más rápido que el rival. Eso dispara el precio. En Fórmula 2, la propuesta que hicimos a la FIA era reducir los costes a 200 cincuenta mil euros para un campeonato de ocho pruebas y 16 carreras".
Pero reducir costes no significó menguar su calidad: "Es un campeonato muy profesional. El principal problema no es el coste del coche, sino hacerlo rodar". Como Palmer no quería sacar a la pista un bólido mediocre, buscó al socio perfecto: "Los coches de Fórmula 2 son realmente buenos, con un diseño liderado por Patrick Head, de Williams, que ha dado un monoplaza muy robusto y de buen rendimiento". Como todos los monoplazas son el mismo, el diseño es compartido y no hay despilfarro de recursos.
Otro punto importante en todo campeonato es el corazón del monoplaza, que normalmente dispara tanto las prestaciones como los ceros en los presupuestos: "El motor es muy importante, porque también tiene que ser de bajo coste. Y lógicamente los costes del motor están dentro del presupuesto del campeonato. Los motores de la Fórmula 2 para la temporada cuestan unos 25 o 30 mil euros; es un buen ejemplo de dónde rebajamos los costes".
El resultado es un campeonato potente, rápido, comprometido con la economía y también con los pilotos, para que empiecen a tener contacto con monoplazas realmente competitivos: "Las prestaciones del monoplaza están entre la Fórmula 3 y la World Series de Renault. Quizá sean dos segundos más lentos que la World Series de Renault y tres segundos más rápidos que la Fórmula 3", asegura Palmer.

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