martes, 12 de julio de 2011

Victoria de Alonso, órdenes de equipo en Red Bull y triple cambio de normativa

Análisis del GP de Gran Bretaña de 2011: Ferrari, sesenta años de magia

Fue un talismán. El Ferrari 375 F1 que Alonso pilotó justo antes de la carrera para exhibirse ante el público de Silverstone hizo saltar la chispa para lograr el milagro: primera victoria de la temporada después de casi nueve meses de sequía en total. En ese mismo monoplaza vetusto pero precioso, de la colección privada de Ecclestone, Froilán González había logrado la primera victoria de la Scuderia en la historia de la Fórmula 1 sesenta años atrás. Entonces no lo sabía, pero Alonso estaba a punto de convertirse en el único piloto en conducir el primer y el último Ferrari ganador de toda la historia. Y en el mismo día. Todo tuvo lugar en Silverstone. Circuito mítico donde se forjan las leyendas y los sueños. Hoy toca dejarse llevar por las emociones.
Hace sesenta años casi todo era diferente. Los monoplazas, los circuitos, la reglas… Pero a sus 89 años, Froilán González (uno de los tres únicos pilotos que disputaron la primera temporada de Fórmula 1 y aún sigue vivo) pudo revivir una época demasiado pretérita como para no recordarla en blanco y negro. Silverstone era poco más que la unión con rectas de las pistas del aeropuerto de la Royal Air Force en la II Guerra Mundial. Hoy no tiene nada que ver: prácticamente no queda un kilómetro que coincida completamente con el trazado original. Pero el ambiente sigue oliendo a historia. El respeto por el pasado se percibe en cada curva. La pasión por la Fórmula 1 sigue más viva que nunca. Y la ilusión por la velocidad está patente en cada aficionado. Pero aunque no fuera circuito de casa ni para Fernando Alonso ni para Ferrari, en Maranello sabían que este fin de semana se presentaba como la mejor oportunidad para lograr la tan ansiada victoria y celebrarlo por todo lo alto. El tercer puesto de la parrilla tenía más valor que el segundo de Canadá, pues ahora la diferencia con Red Bull era realmente mínima en la tabla de tiempos. Todo se presagiaba tan bien que parecía que algo tenía que salir, a la fuerza, mal.
LOS DIFUSORES SOPLAN; LOS PILOTOS GANANEra la duodécima carrera de la historia de la Fórmula 1, la quinta del campeonato de 1951. Froilán González logró presionar a los Alfa y marcar una velocidad media inédita de 165 km/h en la clasificatoria. Fangio estaba dispuesto a arrebatarle a su compatriota la primera posición, y ambos argentinos libraron una bonita lucha hasta que en la vuelta trigésimo octava González sobrepasó a Juan Manuel. La primera victoria de Ferrari en Fórmula 1 estaba a la vuelta de la esquina. Pero podría no haberse producido si Ascari hubiera aceptado el inédito gesto de su compañero de equipo: su monoplaza. Efectivamente, Alberto tuvo un problema con el cambio de su bólido, y Froilán no tuvo problemas en bajarse del monoplaza para cederle su coche (el reglamento entonces lo permitía). Pero Ascari reclinó la oferta: González se merecía pasar a la historia, y así lo hizo: cincuenta y un segundos de ventaja sobre Fangio, segundo, sería finalmente el resultado del Gran Premio de Inglaterra de 1951. El Ferrari 175 F1 de Froilán volvió a la vida el pasado fin de semana de la mano de otro campeón: Fernando Alonso. Hoy la FIA limita las carreras a dos horas de competición por razones de seguridad. Froilán ganó después de dos horas y cuarenta y dos minutos. Alonso completó la carrera en menos de hora y media. Froilán no tenía ni alerón móvil ni difusores (mucho menos soplados), y los aficionados hablaban de trazadas, mecánicas y pilotos. Y eso es precisamente lo que hemos querido hacer hoy: olvidarnos de las ya aburridas polémicas de ingeniería con los caprichos de una Federación que cambia las reglas no sólo a mitad del campeonato, sino incluso en pleno gran premio, infravalorando el talento de los pilotos y alejando la atención de lo que realmente importa: los bólidos y sus hombres.

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